Les dejo el fic (TWO-SHOT)
Vamos, Hermione. Sabes perfectamente que te estoy mirando. Voltéate, enfréntame.
Qué cobarde eres. Infantil como chiquilla de tres años, sonrojándote desde la raíz del cabello hasta la punta de los pies. ¿Todavía no lo asumes, verdad? Ya no eres una niña pequeña. Eres una mujer, hecha y derecha. Mu – jer, ¿entiendes lo que digo?
Supongo que no. Si lo hicieses, le permitirías a Weasley tomarte de la mano mientras caminan por los pasillos, o dejarías que te bese enfrente de todos. Pero, como sientes una terrible vergüenza, reniegas de sus abrazos y paseas a su lado, muy campante, mientras el saco de hormonas en lo que lo has convertido refunfuña para sus adentros. La capacidad de actuar como una completa histérica frente a tu novio es uno de tus puntos fuertes, por llamarlo de algún modo.
Fría no eres, no. Puedo jurarlo. Pondría las manos en el fuego por ti.
¿Por qué, me preguntaría el más acérrimo de los machistas?
Porque sé que me deseas. Me deseas a mí, no a la comadreja. Quieres que yo sea el primero que roce tu piel, que te acaricie donde nadie pueda verte, aquel que te arranque la ropa y te haga el amor por primera vez como si fuera la última. Y yo también.
Lo que al principio comenzó como simple curiosidad, originada a causa del asombroso cambio que se ha producido en tu figura y en tu rostro durante el verano, fue mutando rápida y peligrosamente a obsesión con el correr del tiempo. Me he transformado en un obseso, un loco. Desquiciado por ti. Depravado, pervertido; llámame como quieras. No me molesta en absoluto, hasta creo que lo he asumido totalmente.
No obstante, a ti si. Te conozco lo suficiente como para asegurar que en ese instante sientes asco de ti misma. Una repulsión tal que te recorre las entrañas, impidiéndote razonar con claridad durante más de dos segundos. Te odias por sentir lo que sientes, por estar engañando al hombre que te ama aunque sea sólo con el pensamiento. Las lágrimas mueren por salir, pero mediante un esfuerzo sobrehumano las retienes, consciente de que te estoy observando.
Estás igual de loca que yo, sangre sucia. La exitación se te nota hasta en los ojos, como a mí. A veces pienso que podrías ser un poco más discreta, mirándome de esa forma en las clases que compartimos. Cierras los ojos y comienzas a dejar volar tu imaginación hacia terrenos prohibidos y lujuriosos. Te gustaría transportarte a esa realidad que estás planteando en tu mente, ese mundo paralelo en el que conviven tan solo dos personas. Tú y yo.
Claro que la imaginación te dura poco y nada. Alcanza justo para que esboces una sonrisa tonta, de esas que tanto me gustan y que, por consiguiente, tanto me atormentan en sueños. Luego, regresas a la realidad. Y ante las preguntas repetitivas de tu novio y tu amigo, respondes con una evasiva.
“Estaba repasando mi tarea mentalmente, Ron. No te preocupes”
Menuda mentirosa estás hecha. Si todos fueran adivinos, ya estarías en problemas hace mucho, muchísimo tiempo. ¿Qué dirían los alumnos de Hogwarts, y en especial de Gryffindor, en caso de que descubrieran que el modelo de rectitud y confianza que genera Hermione Granger, un ejemplo para los estudiantes, no es más que una adolescente con la temperatura corporal a mil grados que sueña con tener sexo con Draco Malfoy?
Probablemente se burlarían de ti. Tus nobles y desinteresados amigos no tardarían en hacerte saber lo decepcionados que están, y soltarían el clásico torrente de frasecitas hechas del tipo: “No esperábamos esto de ti”, “Traicionaste nuestra confianza” y “¿En qué estabas pensando?”
Pues en acostarse con Draco Malfoy, imbéciles. Tan sencillo como eso. La verdad, es que yo no le veo nada de malo. Al fin y al cabo, ¿ninguno de ellos ha tenido alguna vez una fantasía subida de tono? ¿O acaso todos son santos y vírgenes? ¡Ja! Sí, claro. Cómo no.
Yo, por ejemplo, he soñado varias veces contigo. El sueño es bastante lineal: estás en mi cama, adornada con doseles verdes y sábanas de seda del mismo color, desnuda (lo cual no es un hecho menos, dado el espectáculo de cuerpo con el que te has aparecido luego de las vacaciones de verano) y te retuerces debajo de mí. Tu piel se ve perlada por el sudor, y tus mejillas están más rojas que una manzana. Sonríes complacida, obviamente gracias a tu servidor, y me contemplas fijamente. Tus ojos normalmente castaños se han oscurecido gradualmente, al mismo tiempo que te relames y me inclino para besarte.
Y allí, por mal que me pese, finaliza el sueño. No llego a percibir el sabor de tus labios, que ya estoy despierto. Me encuentro con el cielorraso de mi espacio personal, a juego con la ropa de cama, y permanezco varios minutos en posición horizontal, tratando de despertarme del todo. A continuación, del modo correspondiente en estos casos, me dirijo rápidamente al baño en busca de una ducha fría. Bien fría.
Me visto, me peino, tomo mi mochila y bajo al Gran Salón, con la cabeza ocupada en el entrenamiento de Quidditch de ese día o la próxima cita en Hogsmeade. Recordar a cuál de tus chicas recurrentes invitaste es una tarea medianamente complicada, tratándose de alguien como yo.
Para esas alturas, tú desapareciste de mi mente. Te esfumaste.
No eres lo único en lo que pienso, Hermione. El hecho de que esté loco por ti, de ninguna manera significa que esté enamorado o algo por el estilo. Eso jamás.
Quizás te ame, no lo sé. A fin de cuentas, tampoco tengo muy en claro qué es el amor en sí.
¿Amar es sentir calor en todas las células del cuerpo? ¿Amar es alegrarse internamente al ver o tal o cual persona todas las mañanas? ¿Amar es estar dispuesto a dar la vida por ella, a sacrificar hasta la última pertenencia con el único propósito de seguir estando juntos?
Entonces me parece que yo no tengo de eso.