*Querido Diario* [DMxHG]

hola a todo el mundo! vengo con un fic dramione! =)



Cáp. 1: El regalo




Era una tarde de mediados de septiembre. El colegio Hogwarts de magia y hechicería había abierto sus puertas de nuevo, para que Harry, Hermione, Ron y todos los demás comenzaran su séptimo y último año.

La Sala Común de Gryffindor se encontraba vacía, a excepción de un trío. Harry, cansado y molesto de las riñas de sus dos mejores amigos, había dejado caer su cabeza en su mano para reposar. Estaba, o por lo menos intentando, jugando una partida de ajedrez con Ron mientras éste discutía con una abatida Hermione Granger.

-¡Te he dicho que no Ron! No necesito tus asquerosos consejos a cerca de lo que tengo que hacer y lo que no. Sé perfectamente que quedan nueves meses para los ÉXTASIS, pero debo comenzar a estudiar, al igual que vosotros, par de vagos. Por si no te has dado cuenta, Ron, éste es el último curso que pasaremos aquí y hay que sacar las mejores calificaciones. Si tú no quieres hacerlo, no es mi problema, pero en lo que a mí concierne ¡Déjame en paz!– Dijo Hermione, muy enfadada, a la vez que se daba la vuelta y se marchaba a su cuarto.

-Pero bueno, y a ésta ¿qué mosca le ha picado? Solo le he dicho que se tranquilice. Por Merlín Harry, si se pone así a la semana, yo no quiero saber cuando lleguen los exámenes, a mí mantenme bien escondido en esas fechas, por favor – Dijo Ron a Harry, quien no prestaba mucha atención, mientras se sentaba con pesadez en el sillón frente a Harry.

-Como digas, Ron. Ahora mueve que te toca a ti, y deja a Hermione que estudie si es lo que quiere.

-Pero Harry, ¿Cómo puedes dejar que se valla después de lo que nos ha dicho? ¿Tú la has oído? Nos ha llamado par de vagos a ti y a mí, que no tenemos ninguna culpa de que ella sea tan insufrible con los estudios, yo no tengo la culpa de sí a ella la gusta estudiar –Replicó bufando.

-Muy bien Ron, ¿mueves?

-Si, claro – Ron movió el alfil sin mirar siquiera lo que hacía y volvió a replicar – Pero es que no entiendo qué manía tiene con que estudiemos la primera semana si no nos han puesto casi nada de deberes. Ya ves tú ¿Qué es una redacción de cincuenta centímetros de pociones sobre el filtro de los muertos en vida y otra de herbología de cuarenta sobre la Alihotsy? ¡Por Merlín, Harry! Tenemos dos días aún para hacerlas y míranos, ¡Tan frescos como una lechuga! –Dijo extendiendo los brazos.

-Pues yo ya las he hecho-contesto despreocupadamente Harry mientras movía su torre.

-¿Cómo? –Preguntó Ron dando un salto en su sillón. ¿Cómo era posible que su amigo Harry James Potter, normalmente tardío en hacer sus tareas, hubiera hecho algo que, por el contrario, él no había siquiera ojeado?

-Que ya las he hecho. Ayer, mientras tú mirabas el culo de Parvati, yo hice mis redacciones –Contestó Harry- Jaque. Te toca.

-Yo no le miraba el culo a Parvati, sólo estaba comprobando que no tuviese roto el pantalón –Contestó Ron con las orejas encendidas. Se dejó caer de nuevo en el sillón, se revolvió el pelo y dijo, mientras que movía un peón- Tendré que pedir perdón a Hermione para que me las deje...

Harry miró el movimiento de su amigo con una sonrisa en su cara, haciendo que las mejillas se abultaran y que sus gafas se cayeran un poco del puente de su nariz.

-Pues buena suerte entonces. Por cierto, ¡Jaque mate!


Mientras tanto, en las habitaciones de las chicas, Hermione lloraba tumbada en la cama pensando en el poco tacto de Ron y en que tenia razón, se estaba poniendo histérica por algo que no llegaría aún. Mas se levantó de la cama secándose las lágrimas y se dirigió a su baúl para sacar el libro de Encantamientos. El profesor Flitwick les había mandado que practicaran el encantamiento supersensorial, y Hermione no iba a quedarse atrás.

Cogió el libro, lo depositó en la mesa y estaba abriendo sus páginas cuando abrió la puerta su amiga Ginny. Hermione se restregó los ojos con impaciencia para enjugarse las posibles lágrimas que aún no hubieran desaparecido y se dio la vuelta.

Ginny se acercó a ella por detrás y, suavemente, la dio la vuelta. Vio los ojos llorosos de su amiga y preguntó preocupada:

-¿Qué te pasa, Herms?

-No es nada. Es que me he cortado el dedo con una hoja del libro que estoy estudiando, pero no te preocupes – mintió Hermione dándose la vuelta y alejándose hacia el cuarto de baño.

Ginny no se creyó nada de lo que la dijo y cogiéndola por el brazo, la dio la vuelta y la dijo:

Nno me mientas, Hermione. Dime qué te pasa, y dímelo ya.

-Pues que… que… tu hermano…

-¿Qué ha hecho esta vez ese idiota? –Preguntó Ginny poniendo los brazos en jarras.

-No ha hecho nada Ginny, soy yo. Que no puedo verles divirtiéndose jugando al ajedrez y yo comiéndome la cabeza por que tengo que estudiar. No puedo, Ginny, de verdad. Y Ron me ha dicho que lo deje, que queda mucho para los exámenes, pero no puedo, Ginny. Necesito estudiar. ¿Es que nadie lo entiende?

-Yo te entiendo Herms, pero también entiende que no puedes estar todo el día pegada a un libro. Tú también tienes tu vida, y necesitas divertirte como una chica normal. Y ahora dime, ¿Por qué llorabas? Tampoco es para tanto, Ron esta continuamente diciéndote eso, y no por ello necesitas llorar, Herms.

-Porque necesito desahogarme de vez en cuando Ginny.

-¿De verdad lo necesitas?

-Sí

-Pues yo tengo la solución. ¿Quedan seis días para tu cumpleaños verdad?

-Sí, pero ¿Qué tiene que ver eso con…?

-Mucho. Te voy a regalar algo para que te desahogues, ya verás como todo va mejor. Confía en mí.

-Está bien. Ahora si me permites, debo estudiar –Dijo Hermione encaminándose de nuevo al libro abierto.

-¡Ay! Nunca vas a cambiar ¿eh amiga?

-Creo que no -Dijo Hermione sonriendo.

Ginny salió de la habitación con rumbo a la sala común para pensar en su regalo, además de para poner en su sitio a cierto pelirrojo de su familia, dejando a Hermione más relajada y preparada para usar su varita.




Pasaron seis días. Era diecinueve de septiembre, martes. Hermione se levantó como cada mañana cuando sonó el despertador, se duchó, vistió y bajó a la sala común de Gryffindor, donde la esperaban sus tres amigos para ir a desayunar. Al bajar por la escalera, una melena pelirroja la tapó la cara y sintió un abrazo tan fuerte que por casi la tira al suelo.

-¡Felicidades Hermione! –Gritó Ginny.

-Gra..Gracias, pero..po..drías..sol..soltarme..Ginn, me..ha..ces da..ño – Dijo Hermione como pudo.

-¡Uy sí, lo siento!–Dijo Ginny sonriendo mientras la soltaba. Fue hacia uno de los sillones de la Sala Común y cogió un paquetito rectangular perfectamente envuelto en un papel dorado- Aquí está tu regalo, espero que te guste –Ginny le entregó el paquete, Hermione lo abrió y vio que era un diario muy bonito, con las tapas en terciopelo rojo y bordados en dorado, típico de Gryffindor. Sonrió y dijo- Así que, ¿era a esto a lo que te referías, un diario? Muchas gracias. Es algo infantil, pero creo que me vendrá bien.

-Bueno, y ahora ¿Nos dejas felicitar a nuestra amiga, enana? –Preguntó Ron sonriente. Hacía tres días que se había decidido, no sin antes pelear de nuevo, en pedirle perdón a Hermione y, aunque ésta se había negado en un principio, hicieron las paces.

-¡Eh! Sin faltar, imbécil –Protestó Ginny mientras empujaba a su hermano con el hombro.

-¿Y quién está faltando a quién ahora, lista?

-Felicidades Herms. Toma – dijo Harry, al tiempo que le entregaba un paquete, haciendo caso omiso de las burlas de sus amigos.

-Gracias Harry –Dijo Hermione sonriendo. Abrió el paquete y encontró un bote de tinta multicolor y un rollo de pergamino “Letra invisible”. No pudo evitar pensar que ese regalo hubiese estado mejor cuando tenía trece años, pero desechó esa idea y se auto convenció de que en algún momento lo usaría, aunque sólo fuera por cumplir ante Harry.

-Bueno, Herms. Yo no te he comprado nada... Pig ha estado estos días un poco enferma estos días y no la he querido obligar a volar... –Se justificó Ron revolviendo su pelo a la vez que sus mejillas y orejas se teñían de rojo- Pero he hecho esto. Espero que te guste.

Ron le entregó un arrugado paquete marrón. Hermione lo abrió y se quedó fascinada de ver un pequeño marco de fotos hecho con pergamino duro en el cual había una foto del trío de oro que cambiaba a otra de ellos dos. Sonrió con sinceridad y se abalanzó al cuello de Ron mientras depositaba un beso en su mejilla.

El pelirrojo se puso tan colorado que no hubiera sorprendido a nadie que la Sala Común hubiese salido ardiendo.

Hermione se separó sonriente y abrazó a sus tres amigos con fuerza. ¡Cómo los quería!




¿Qué tal?¿les gusto? tengo que decirles que este fic se esta publicando tambien en la web de harry, pero aqui he puesto los primeros capitulos editads, ya que ademas de un poco pésimos eran muuuuuy cortos. si quiere pasarse por allí y echar un vistazo... voy por el capitulo 18! =) http://harrypotter.lsf.com.ar/querido-diario-act-t46900.html
espero pooost! =)
besos!